Me ha costado varios minutos arrancar a escribir estas sencillas líneas, suceso que no es normal en mí. Cuando llevas tiempo en internet te acostumbras a que tus dedos se muevan en coordinación perfecta con lo que te está dictando la cabeza, se pierde el miedo a escribir, y consigues nadar como pez en el agua en un mundo tan raro - a veces también caótico- como es la red. Hoy sin embargo, el día se presenta triste, doloroso y a más de uno nos saltarán las lágrimas o nos emocionaremos si pasamos por delante de la televisión.
Hace justamente dos años, en la capital de España, murieron 192 personas cuyo único délito había sido el levantarse por la mañana para ir a sus trabajos. Personas como la joven María de 26 años, que se dirigía a la facultad para que algunos profesores le firmasen cartas de recomendación y poderse irse de Erasmus al año siguiente. Una mujer, que le acababan de otorgar un piso de protección oficial junto a su novio, que le quedaba un año para terminar ingeniería superior industrial, y que tenía muchas cosas por hacer en la vida, hasta que el destino hizo que se cruzara con las bombas de Atocha.
A día de hoy, todavía no se sabe quienes fueron los responsables de la muerte de María ni se ha puesto el mínimo empeño en averiguar a los terroristas artífices de la masacre. El gobierno, salido de las urnas como consecuencia de la rabia, miedo, impotencia y ansias de castigo del pueblo español después del atentado, asegura que ya se sabe prácticamente todo sobre el 11-M, cuando la dolorosa realidad nos muestra que no sabemos nada, que las víctimas siguen sin que nadie les haya hecho justicia y que la dormida sociedad española conoce los mismos datos desde aquellos amargos días de marzo.
Después de que los medios de comunicación sigan investigando, que cada día se conozcan por estos mismos más incongruencias, casualidades imposibles y negligencias de las fuerzas de seguridad del estado, los ciudadanos queremos seguir sabiendo la verdad sobre lo ocurrido. No hemos olvidado que María, Eva, Óscar, Livia, Sonia, José María, Sergio, Miguel y otros ciento ochenta y cuatro personas ya no están con nosotros, y que lo mínimo que podemos hacer es darles la memoria, dignidad y justicia que se requiere.
Por ello, porque no los olvidaremos ni en los próximos cien años, seremos conscientes de qué día es hoy y reflexionaremos sabiendo que ni nosotros somos los mismos desde aquel once de marzo. A algunos esos días nos hicieron cambiar, a otros sin embargo el paso del tiempo les ha concedido lo que más deseaban y siempre quedarán personas que hasta se habrán olvidado de lo ocurrido. Da igual, a estas alturas eso es lo de menos, la verdad saldrá a la luz aunque sea en veinte años. María se lo merece y los demás también.
Por ello, porque no los olvidaremos ni en los próximos cien años, seremos conscientes de qué día es hoy y reflexionaremos sabiendo que ni nosotros somos los mismos desde aquel once de marzo. A algunos esos días nos hicieron cambiar, a otros sin embargo el paso del tiempo les ha concedido lo que más deseaban y siempre quedarán personas que hasta se habrán olvidado de lo ocurrido. Da igual, a estas alturas eso es lo de menos, la verdad saldrá a la luz aunque sea en veinte años. María se lo merece y los demás también.
3 comentarios:
¡Queremos saber!
Por Maria, por las 191 victimas restantes y por sus familiares.
No os olvidaremos.
Yo también soy de derechas, pero "normal". Para seguir insistiendo en la estupidez de "queremos saber" hay que ser poco menos que subnormal. Qué cruz que tenemos en España, teniendo que sufrir a estos fachas. Paciencia.
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