Misión Suicida

domingo, abril 08, 2007

Dicen que la mejor recomendación para mantener la calma era ir a echar un pis antes de levantar el vuelo para adentrarse en el océano y escogorciarse contra un portaviones americano. Y bueno, no es tan extraño, quiero decir. No puede ir uno meándose a hacer la guerra y mucho menos si no va a volver.

Hablamos de los Kamikaze, pronunciado Xinpu en la escritura Canji, o en castellano, Viento Divino, un sistema de actuación militar estratégica "inventada" por el Vice Almirante Takihiro Onishi hacia 1944, cuando los japoneses tenían claro que estaban perdiendo la guerra en el Pacífico. La guerra junto con los barcos, los aviones, las ideas y la paciencia. En ese momento en que las tropas norteamericanas avanzaban hacia las islas niponas ventilándose pilotos y aviones enemigos como si nada antes de pasar por Filipinas en el tramo final.


Yukio Seki

Y frente al avance aliado los japoneses no tenían ni aviadores experimentados, ni suficiente numero de jóvenes, ni tiempo para prepararles. Así que nuestro Takihiro ni se lo pensó dos veces para proponer esta novedad que como toda novedad escalofriante, necesitaba un eufemismo bonito: Escuadrones de Ataque, jóvenes pilotos sin experiencia a los que se les prometía un nombre grabado en alguna placa de la plaza de su pueblo y chutando, ni tan mal. Pero nada de paraíso , huríes o historias. Bastaba con vender el cuento del perfecto Samurai, el guerrero fiel al servicio del amo, en esta ocasión, el Emperador. Y así se pasaba un barniz de cinismo y heroísmo en una guerra hecha deprisa y corriendo plagada de intereses ocultos en los que el kamikaze sólo era un tonto útil, una pieza de recambio que se creía un fiel guerrero medieval cumpliendo el código del Bushido.

Y lejos de salir corriendo para otro lado, muchos de estos críos que apenas podían ganar una batalla en la maquinita del bar de enfrente, hasta daban el coñazo a sus Jefes de Escuadrón con la cosa de servir así como Samuráis del cielo, sin seguro ni nada y a pelo, mientras redactaban cartas para sus familias al estilo de "
mamá, esto no es lo que parece" o " hijo mío, no envidies a otros niños con sus padres, que tu padre será recordado como un ......"....



Yukio Seki , ese de la foto, fue el primer Kamikaze en el Air Group numero 21 de Philipinas. Veintitrés añetes y entrenado en la poesía del suicidio militar con románticas descripciones como "ves la cara tu madre, que ni llora ni grita y oyes el final , como si fuera el ruido de un cristal roto..."

Entre los aliados, el pasmo y el tembleque. Entre los japoneses y sus cristales rotos, el silencio, cuando no el escepticismo. "Mienten", dijo Saburo Zakai , un alto militar de la armada japonesa, quedándose calvo del esfuerzo neuronal. Y Onishi tampoco podía creérselo al ver caer la bomba sobre Hiroshima, cuando probablemente pensó lo poco que había valido tanto suicidio y de perdidos al río , el Vice se hizo un Harakiri que duró un día entero.





Se ha comparado alguna vez el suicida japonés con el boomber jihadista islámico... Poco que ver. El Kamikaze, al que no justificamos en este post sino simplemente describimos, estaba en una guerra regular y no escondido en las calles, detrás de los inocentes. No actuaba tanto por fanatismo sino por disciplina; no disfrutaba tanto la muerte de un americano sino la servidumbre a un Emperador, y no tenía esa estúpida seguridad de los árabes sino miles de sombras de dudas. No era religión o jihad, sino el producto de una política militar dura y cruel y una mentalidad plagada de chorradas de honor.

Ellos eran jóvenes , apenas
niños, como jóvenes suelen ser las dianas eternas de las comeduras de tarro, son los corderos encantados con cuentos paranoicos, los que a veces viven sin saberlo, al servicio de los viejos lobos.

POST CRUZADO