La batalla del Caney

Cerca de la ciudad de Caney (Cuba), se encontraba una estratégica encrucijada de carreteras, controladas al nordeste por el fuerte “El Viso”, situado sobre una colina. Desde el fuerte, se dominaba la ciudad de Caney, y las carreteras hacia otros puntos de la isla, realmente era un punto estratégico y fundamental para quien quisiera tomar la isla. La guarnición española, al mando del General Vara del Rey, estaba formada por un total de 549 soldados. 419 soldados pertenecientes al regimiento "Constitución"; 40 del regimiento "Cuba" y 90 del regimiento "Asia", la posición española, carecía de artillería.

El 1 de Julio de 1898, en el transcurso de la madrugada, las tropas estadounidenses toman posiciones y se preparan para la lucha. La división Lawton se sitúa frente a El Caney. En el camino de Caney a Guantánamo se sitúa la brigada Chafee; detrás, la brigada Ludlow; a la izquierda la batería del Capitán Capron; dos kilómetros al norte de Marianaje la brigada Miles y detrás, al este del Pozo, en la reserva, la brigada Bates. En total más de 6.500 soldados.
Con las primeras luces, la división Lawton comienza el ataque, al noroeste avanza la brigada de Chafee; en el sudoeste la brigada de Ludlow y por el sur avanza también la brigada de Miles, secundados por la artillería. Desde las trincheras españolas, suenan las continuas descargas de fusilería, los hombres de Chafee quedan bloqueados, el avance es imposible. En ayuda de los primeros, acude la brigada de Ludlow, las certeras y continuas descargas de los españoles, causan estragos en la líneas enemigas, Ludlow también es repelido y deben detener el avance para no sufrir mas bajas. El camino esta sembrado de soldados enemigos muertos, y aun que los españoles también sufren bajas, la intensidad y precisión del fuego español, no disminuye. Para eliminar la resistencia española, el ejército americano, no tiene más remedio que recurrir a la artillería. El Viso, es machacado por la artillería, pero la resistencia y el fuego español no decae.

Tras doce horas de lucha, Lawton reclama tropas de refuerzo y municiones.
Mientras los americanos se reabastecen, el general Vara del Rey, retira a los heridos y amuniciona a las tropas que quedan. Al poco tiempo se inicia un nuevo despliegue enemigo. Las tropas de refuerzo de Miles, avanzan hacia el Viso, a la derecha de la Ludlow, en retaguardia se sitúa la brigada de Bates. A las 14 horas, sigue siendo imposible tomar el Viso, las tropas de Lawton, reciben órdenes de evitar el Caney y desviarse hacia la Loma de San Juan, pero el fuego español es tan intenso, que incluso impide la retirada de las tropas americanas. No tienen más remedio que ocupar el Caney y el Viso. Las tropas de reserva, se despliegan para reforzar las mermadas brigadas de vanguardia. Esta vez pretenden un ataque frontal a pecho descubierto contra el Viso. Valerosamente se lanzan al asalto, a la mitad del recorrido, no tienen mas remedio que detener una vez mas el avance, y cubrirse como puedan del fuego español. De nuevo la artillería y ametralladoras, cubren el avance americano, y baten sin piedad las maltrechas defensas españolas.

Los pocos soldados españoles que continúan con vida, ya casi sin munición, no tienen más remedio que retirarse del Viso, hacia el Caney. En un perfecto orden, rodilla a tierra, disparan y retroceden, las bajas no hacen cesar el fuego. Perdido el Viso, la posición del Caney es del todo insostenible. Ahora ya si, los americanos dominan la colina. Gravemente herido en las dos piernas, y desde una camilla, el general Vara del Rey ordena la retirada hacia Santiago. La ruta de escape, es cerrada por la brigada Ludlow. Deberan abrirse paso a sangre y fuego. En el repliegue, muere Vara del Rey, a duras penas 80 supervivientes españoles, consiguen llegar a Santiago. Tras ellos, dejan más de 2000 bajas en las filas del ejército americano.